Las sociedades secretas todavía existen hoy en día, pero el advenimiento de Internet ha hecho que los secretos reales sean mucho más difíciles de guardar. Sólo Anonymous, la entidad de Internet conocedora de la tecnología, ha capturado la imaginación popular de la misma manera que lo hacían las sociedades secretas.
Una vez obtenida la invitación de una de estas sociedades secretas, la pertenencia garantizaba a los usuarios ciertas consideraciones: favores políticos, nombramientos para puestos influyentes, oportunidades de negocios y financieras. Existen otras sociedades que tienen una inclinación más religiosa (o quizás sacrílega) donde creen que pueden adquirir habilidades místicas o acumular poderes y artefactos ocultos.